Hemos podido leer en los últimos años innumerables estudios que corroboran la tremenda importancia que la vida sexual tiene en la salud de las personas adultas. Y hablamos de una vida sexual “normal”, sin llegar a estar obsesionados con tener relaciones, ni utilizarlas para compensar ciertos vacíos o inseguridades. Es, sencillamente, entender que el sexo puede canalizar muchas emociones en nuestro interior, y ser un acicate maravilloso para crear vínculos de importancia con los demás. Dentro de la pareja, el sexo es uno de los pilares básicos, tanto que cuando falla, todo lo demás corre el riesgo de desmoronarse. Por eso es importante que, además de cumplir con nuestras necesidades emocionales, la persona que esté a nuestro lado sea también igual de ardiente e intensa que nosotros. La química sexual es imprescindible para poder durar como pareja, y conseguir esa estabilidad con la que todo el mundo sueña en una relación.
Porque si no hay esa atracción, ese deseo desde el primer momento, será imposible que eso crezca y se desarrolle. Ya sabemos perfectamente lo que se siente al desear sexualmente a otras personas, lo hemos sentido y seguramente lo volveremos a sentir en más de una ocasión. Tener a nuestro lado a una pareja que no pueda complacer ese deseo es condenar la relación a un final triste y duro. Y aun así, son muchos los que entienden que el placer sexual no puede llevarse por delante una relación de respeto, cariño y complicidad construida con tanto esfuerzo y durante tanto tiempo. Por eso buscan ese placer fuera de la relación, desvinculando el sexo de cualquier otro sentimiento, para poder justificar estos escarceos. Personas casadas o con pareja desde hace mucho tiempo ose evaden de esa rutina buscando el placer en otros brazos, ya sea en amantes ocasionales o profesionales. De hecho, basta con preguntar a una prostituta por el perfil de cliente que suele tener, para entender que la mayoría son hombres de mediana edad, casados e incluso con familia. ¿Para qué acuden esos hombres a pagar por sexo? Están buscando complacer con esas mujeres algo que es imposible saciar con sus parejas.