Fantasías que cumplir con una escort
Hemos podido leer en los últimos años innumerables estudios que corroboran la tremenda importancia que la vida sexual tiene en la salud de las personas adultas. Y hablamos de una vida sexual “normal”, sin llegar a estar obsesionados con tener relaciones, ni utilizarlas para compensar ciertos vacíos o inseguridades. Es, sencillamente, entender que el sexo puede canalizar muchas emociones en nuestro interior, y ser un acicate maravilloso para crear vínculos de importancia con los demás. Dentro de la pareja, el sexo es uno de los pilares básicos, tanto que cuando falla, todo lo demás corre el riesgo de desmoronarse. Por eso es importante que, además de cumplir con nuestras necesidades emocionales, la persona que esté a nuestro lado sea también igual de ardiente e intensa que nosotros. La química sexual es imprescindible para poder durar como pareja, y conseguir esa estabilidad con la que todo el mundo sueña en una relación.
Porque si no hay esa atracción, ese deseo desde el primer momento, será imposible que eso crezca y se desarrolle. Ya sabemos perfectamente lo que se siente al desear sexualmente a otras personas, lo hemos sentido y seguramente lo volveremos a sentir en más de una ocasión. Tener a nuestro lado a una pareja que no pueda complacer ese deseo es condenar la relación a un final triste y duro. Y aun así, son muchos los que entienden que el placer sexual no puede llevarse por delante una relación de respeto, cariño y complicidad construida con tanto esfuerzo y durante tanto tiempo. Por eso buscan ese placer fuera de la relación, desvinculando el sexo de cualquier otro sentimiento, para poder justificar estos escarceos. Personas casadas o con pareja desde hace mucho tiempo ose evaden de esa rutina buscando el placer en otros brazos, ya sea en amantes ocasionales o profesionales. De hecho, basta con preguntar a una prostituta por el perfil de cliente que suele tener, para entender que la mayoría son hombres de mediana edad, casados e incluso con familia. ¿Para qué acuden esos hombres a pagar por sexo? Están buscando complacer con esas mujeres algo que es imposible saciar con sus parejas.
Profesionales del sexo
Vilipendiadas, marginadas durante casi toda la historia, las prostitutas se mantienen realizando sus servicios sexuales apartadas del resto del mundo… o quizá no tanto. Trabajan en la sombra, pero están siempre en los eventos más importantes, muy cerca de todo tipo de hombres, desde los más humildes a los más poderosos. La prostitución es uno de los trabajos más antiguos que existen, y de hecho, ha sobrevivido a todo tipo de tragedias históricas, desde hambrunas a guerras. Persisten en países donde se las persigue de una manera tajante… porque son la quintaesencia de la hipocresía en este mundo en el que vivimos. Las chicas que se dedican a esto son marginadas por vender su cuerpo… pero para eso debe haber alguien que se lo compre. Y como suelen ser hombres, a los grandes dirigentes les conviene mantener esa dualidad, y que estas chicas puedan complacerles siempre que lo necesiten, especialmente cuando tienen gustos algo diferentes.
Fantasías oscuras y poco comunes
Y es que dentro de los gustos sexuales encontramos numerosas fantasías que se podrían catalogar como “poco comunes”. Porque eso de tener sexo en un lugar público, o llevar a cabo algún juego de rol con un poco de BDSM suave lo hemos pensado todos. Son fantasías que están, por así decirlo, dentro del imaginario colectivo de la mayoría de las personas. Quien más, quien menos, ha estado expuesto a este tipo de fetiches, y tendrá preferencia por unos o por otros, dependiendo también de su forma de entender el placer y el deseo. Sin embargo, también hay fetiches mucho más oscuros, extremos, diferentes, que no son tan comunes o que al menos no salen a la luz de una forma tan obvia. Y para cumplirlos, en muchas ocasiones, debemos acudir a las profesionales del placer.
Si bien en estos últimos años estamos liberándonos sexualmente de una manera bastante obvia, todavía quedan muchas fantasías que siguen siendo un gran tabú. Y esto se refiere, de hecho, a la propia forma en la que entendemos el placer, llevándolo por ejemplo al dolor, en algunas ocasiones. No pasa nada por unos azotes o por usar esposas en la cama, pero cuando llegamos ya a un nivel de dolor más extremo, donde aparece la sangre, por ejemplo, estas fantasías quedan reprimidas. También lo que tiene que ver con ciertas filias que son tabú, pero que por alguna extraña razón ponen muy cachondos a muchos hombres. Cumplirlas con una chica “normal” puede ser complicado en muchos casos, así que acudir a las profesionales suele ser la mejor opción.
Lo que no puedes hacer con tu pareja
Y es que, en nuestra mente, hay cosas que parecen imposibles de realizar cuando estamos con nuestra pareja, la persona a la que nos hemos vinculado emocionalmente. Como si ese tipo de fantasías sexuales tuvieran algo de malo, de oscuro, de dañino incluso, y no quisiéramos exponer a nuestra pareja a ello. Tal vez porque sentimos la presión de ser juzgados por la persona a la que amamos, y queremos evitar ese trance. Tal vez porque consideramos que si traspasamos esa barrera, las cosas a nivel emocional ya no serán las mismas. Los seres humanos, sobre todo en sociedad, acostumbrados a reprimir en muchos casos esos deseos latentes, especialmente en el aspecto sexual, porque pensamos que no son apropiados. Pero a veces esto puede llegar a una frustración enorme que afecte a la relación.
¿Significa esto que podemos hacer cualquier tipo de fantasía sexual con nuestra pareja? Tal vez no, pero deberíamos intentar al menos construir una relación segura y cómoda, en la que el sexo sea una parte importante y no tengamos que juzgarnos por ello. De esa manera, con una base adecuada, podemos exponer nuestros deseos para cumplirlos, y no quedarnos con las ganas, ni tener que salir a buscar ese placer fuera. Es algo habitual en muchas parejas, que al no tener esa base y esa confianza sexual e íntima, terminan buscando amantes para satisfacer sus deseos. Las profesionales viven de ello, de hecho, y en su caso, al no vincularse emocionalmente con los clientes, pueden llevar a cabo cualquier tipo de fantasía que se les pida.
¿Vale la pena cumplir estas fantasías?
Rotundamente sí. Las fantasías no son más que deseos expresados todavía de una manera mental, pero que quieren salir a la luz. Y no hay nada de malo en ello, porque de hecho, es una forma sana de conocernos, de entender cómo funcionamos. Reprimir esas fantasías puede conllevar problemas muy graves para nuestra salud mental, sobre todo porque no hay necesidad. Si no hacemos daño a nadie y todo es consentido, ¿por qué nos íbamos a limitar en lo sexual? Debemos aprovechar para atrevernos a ir más allá y seguir explorando nuevas facetas de nuestra pasión, de nuestra parte más instintiva incluso. Eso sí, debemos valorar si cumplir estas fantasías merece llevarse por delante una relación que nos hace felices, solo por un rato de placer. Cada cuál debe saber lo que busca y a lo que da más importancia.